martes, 16 de julio de 2013

Sólo eso



Puedo pasar un día entero sin ni siquiera sonreír, y puedo permanecer largas horas sin hablar. No me importa demasiado que el teléfono me acompañe, mudo. Prescindo con gran facilidad de fiestas de cumpleaños y demás eventos, y reconozco que en las reuniones con gran algarabía no me encuentro en mi elemento.
Las multitudes me hacen sentir acorralada, y las risas estridentes me alteran.
No me muevo bien en las distancias cortas, y no domino, ni de lejos, las respuestas rápidas.
Desconozco hasta las reglas más elementales de las convenciones sociales, y mi torpeza en estas lides me hace pasar, a buen seguro, por desagradable.
Puestos a confesar, confieso que son mucho más numerosas las ocasiones en las que me he arrepentido de hablar, que aquellas en las que me ha pesado callar.
Sin embargo no me tengo por huraña. No evito la intimidad ni soy distante.
Solamente amo la calma. Las aguas mansas. Las palabras quedas.

Sólo eso…creo…

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