Podría
hablar de vida…de pulmones henchidos de aire, de un corazón latiendo fuerte, de
sangre circulando vigorosa por un cuerpo ávido por devorar cada día que
empieza…
Y además de
hablar de vida, podría hablar de ansias de vivir; de ese brillo en los ojos que
provocan los sueños cuando los tenemos, del caminar erguido de quien confía, y del
impulso irrefrenable por gritarle al mundo la ilusión que anida en cada
secreto que sólo confesamos a la almohada…
No me importaría ir más allá, y después de
hablar de vida y de ansias de vivir, hablar de amor; de ese amor perfecto
tantas noches soñado, de ese rostro aún sin rostro que anda por el mundo sin sospechar
que le espero. Del quizá mañana, del contar los días con impaciencia. De ese
desear caricias de manos aún desconocidas, y de esos susurros que estremecerán
la piel entera.
Y después de
hablar de vida, de ansias de vivir y de amor, sólo me resta callar; guardar
silencio para que mis palabras penetren en la conciencia, para que, al igual
que la lluvia empapa la tierra sedienta y la calma, calmen ellas la sed de algún corazón
que esta noche esté creyendo que nada puede esperar.
Ahora
guardaré en mi bolso la desgastada libreta cuyas páginas son testigo mudo del
nacimiento de estas líneas, apagaré la luz y saldré de aquí sigilosamente.
Dejaré
que el eco de mis palabras en el silencio meza tu sueño ahora y por la mañana, dulcemente, te despierte.
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