sábado, 20 de julio de 2013

Por ejemplo, este instante...

Siento la brisa invisible envolviendo mi piel. Veo todo cuanto me rodea. Escucho los sonidos del mundo. Percibo cada aroma. Y puedo saborear…
Puedo ir tras cada cosa que deseo, sólo tengo que ponerme a ello…
Pienso en el mañana como en una caja de sorpresas. Estoy ávida por disfrutar cada experiencia, y me siento fuerte y expectante…
Pero mientras aguardo con ilusión al futuro, disfruto del momento que tengo. Absorbo este instante de ahora…
Respiro la calidez del día rindiéndose al sueño de la noche, me empapo de las voces familiares que escucho y tanto amo, me emociono con el aire que penetra en mi cuerpo y lo renueva, y con el agua que me sacia y me mantiene viva…
Cada paso que doy, cada cosa que agarro con mis manos, cada pensamiento y cada recuerdo, cada proyecto, cada movimiento…es un regalo…
Cada palabra pronunciada, cada letra escrita, cada alimento…es un regalo…
Cada canción que me emociona, cada verso, cada libro que puedo disfrutar…es un regalo…
Ahora mismo, si yo quiero, puedo quedarme aquí sentada; pero también podría salir fuera y echar a correr, o podría abrazar a alguien. Podría empezar a cantar, cambiarme de ropa o echarme a dormir…
Si me apetece puedo comer algo, puedo llamar a un amigo y charlar, puedo estudiar, puedo leer…
La lista de todo lo que tengo y puedo hacer en este instante que parece tan humilde es infinita…
Este momento tan cotidiano. Esta tarde de sábado que en otros tiempos habría calificado equivocadamente de aburrida, despliega ante mí mil posibilidades…
Estoy tan agradecida…



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