Feliz porque
estás aquí, por tu sonrisa, por tu existencia, por tus abrazos, por tu voz inocente,
por tu mirada confiada…
Feliz por cada
segundo de tu vida y por el futuro que representas…
Feliz por lo que
supone cada instante contigo; por lo que me enseñas, infinitamente más de lo
que te enseño…
Feliz por tu
enorme felicidad, por tu plácido sueño, por tu desinteresada bondad…
Feliz por los
vivos colores que tiene el mundo desde que llegaste…
Feliz por
creerme en parte responsable de tu dicha…
Feliz por la persona
que eres…por el hombre que ya se intuye en tu cuerpo adolescente…
Feliz porque has
desterrado el desánimo de mis días... porque has traído contigo la verdadera
calma, la auténtica plenitud que supone no desear nada, por poseerlo todo sólo con
mirarte...
Eres tan puro
como la vida, que brota del suelo por sí misma y se abre camino a través de
rocas estériles…
Eres blanco como
la verdad…
Tan noble que
observarte empaña mis ojos de lágrimas de agradecimiento por tu vida.
Tan hermoso que duele...
ResponderEliminar