No hay mentiras en quien desea alcanzar la verdad.
No hay verdadero daño si no hay verdadera intención
de dañar.
No hay buenos ni malos recuerdos. Sólo recuerdos.
¡Palabrería! Indigesta verborrea que perturba a la
mente que se resiste a dejar de pensar. Somnífero aletargante de molestas
conciencias.
Vida, vivida paso a paso. Aprendiendo, olvidando lo
aprendido y volviéndolo a aprender, de vez en cuando.
Sólo almas expulsadas a este mundo.
Sólo un día tras otro.
¿Quien llamó error al error jamás lo cometió?
¿Quién decidió lo que debe doler?
¿Quién caminó delante trazando la senda?
¿Quién despierta pensando: “hoy lo haré mal”? Hoy
defraudaré a quienes en mí confían. Hoy provocaré lágrimas, sólo por el placer
de observar cómo se deslizan por el rostro de la persona herida. Hoy
traicionaré mis principios.
¿Acaso quien aplasta con dedo acusador jamás se
equivocó?
En la difícil tarea de vivir, sólo pretender vivir. Y
a veces, incluso, sentirse vivo.
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