Sé que estoy
ahí, entre la maleza y la bruma del amanecer. Sé que este silencio no es mi
presencia.
Llevo años
buscándome, y sé que en ocasiones he estado a un paso de descubrir mi
escondite. A veces, incluso, he sentido mi propio aliento, tan cerca que ha
llegado a mí todavía cálido. Pero cuando extiendo mis manos para atraparme me
desvanezco entre mis propios dedos, y aunque cierro mis puños con fuerza,
apenas consigo retener un vago resto de mi esencia.
Sin embargo, no
pierdo la esperanza ni me dejo vencer por el desánimo, pues sé que estoy muy
cerca de encontrarme. Tal es así que en alguna tranquila tarde de verano
juraría que he escuchado el eco de una risa que me ha parecido mía, y he
descubierto huellas en el camino en las que he reconocido claramente la forma de mis pies desnudos.
Seguiré buscando sin descanso, cada día de mi vida, hasta que logre dar conmigo. Pues sé que estoy ahí, en algún sitio.
Seguiré buscando sin descanso, cada día de mi vida, hasta que logre dar conmigo. Pues sé que estoy ahí, en algún sitio.
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