viernes, 23 de agosto de 2013

Mantener el rumbo

A mis espaldas, bastantes años de experiencias que deberían haberme enseñado algo…
El dolor de las viejas heridas sigue siendo dolor, pero no ha mudado en amargura que me devore como carcoma…
Por supuesto tengo memoria, y recuerdo que muchas veces perdí, pero igual que perdí solté; solté lastres que pretendían mantenerme anclada al suelo, allí donde el oxígeno es escaso.
El precio que pago por ser dueña de mis pasos es alto a veces, y a menudo los dientes duelen de apretarlos tanto; y lloro abrazada a mi almohada bordada de sueños, y cierro los ojos hasta que cesa la lluvia, y vuelvo a equivocarme, y a arrepentirme, y a enfadarme conmigo, y a desaprovechar, y a verte desaparecer; y como creo que no volverás, pataleo…
Pero no suelto el timón, no arrastro cadenas, no cargo mochilas en la espalda…
…correr el riesgo de perder, y a veces hacerlo, sí.
…perderme yo por conservar aquello que me daña, no.

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