A menudo es difícil darle forma a
un pensamiento. A veces, saber cómo me siento es imposible…
Cuando debo desaparecer
desaparezco, pues si me quedo me comportaré torpemente, y mis
palabras serán serpientes que morderán mi carne…
A menudo envidio mi sombra en la
pared, pues es anónima y no tiene que pensar...
A veces le pregunto a mi memoria por
qué no me abandona…y ella me responde con imágenes de días que
se fueron; y acabo suplicándole que no me deje nunca…
Extrañas ideas acuden a llenar el silencio...y se me olvida por qué mis pasos permitieron que
me alejara de tu lado...por qué mi cerebro obedeció la orden de
abandonarte...
…
Y entonces reacciono...¿¡Pero qué estoy diciendo!? Ni
siquiera sé con quién hablo…
Estoy aquí, lamentando
haberte perdido, y no sé quién eres…
Conozco tu rostro, y reconocería tu
voz en cualquier parte…
Caminé a tu lado tantas veces...pero jamás llegué a saber quién eras…y jamás me conociste…
Caminé a tu lado tantas veces...pero jamás llegué a saber quién eras…y jamás me conociste…
Ni siquiera me intuiste…
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