Para encontrarme
he tenido que derribar pesadas murallas de piedra...he tenido que internarme en tenebrosas cuevas.
Ha sido necesario destruir mi reflejo en cada espejo, y borrar toda idea de mí, para intuirme
apenas.
Me he hallado en
la nada del silencio, en la quietud de la mente donde no estoy, en la ausencia
absoluta de todo.
Hasta que mi voz
no me ha sonado ajena, hasta que no han dejado de importarme mis propias
palabras, hasta que ya no ha dolido lo que siempre había dolido, y no he
necesitado ya nada, pues lo tengo todo en el vacío…hasta entonces no he
sabido quién me mira desde mi mirada tantas veces cansada.
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