martes, 16 de febrero de 2016

Nada...


Para encontrarme he tenido que derribar pesadas murallas de piedra...he tenido que internarme en tenebrosas cuevas. 
Ha sido necesario destruir mi reflejo en cada espejo, y borrar toda idea de mí, para intuirme apenas.
Me he hallado en la nada del silencio, en la quietud de la mente donde no estoy, en la ausencia absoluta de todo.

Hasta que mi voz no me ha sonado ajena, hasta que no han dejado de importarme mis propias palabras, hasta que ya no ha dolido lo que siempre había dolido, y no he necesitado ya nada, pues lo tengo todo en el vacío…hasta entonces no he sabido quién me mira desde mi mirada tantas veces cansada.

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