domingo, 19 de octubre de 2014

Caótico mundo


Me siento en mi escritorio, y ante mí, mi caótico mundo. Rodeada por completo de libros, libretas, notas, estuches, rollos de papel, agendas…y a mi izquierda, en la pared, el reloj devorando el tiempo…tic tac, tic tac…comiéndose al día sin saciarse nunca…transformando el futuro en pasado con implacable constancia.
Alguna vez, cuando he vivido uno de esos raros momentos en que crees que eres completamente feliz, hubiera querido retener el instante, y que quedara suspendido en el aire, y así guardar en una mochila ese pedazo de dicha para espolvorearla sobre los momentos tristes y que sean así menos terribles.
No estaría mal que nuestra existencia fuera como un puzzle, y a un día horrible pudiéramos quitarle una pieza, y colocar en su lugar otra que cogiéramos de un día más dichoso, aunque enturbiaríamos al hacerlo aquel pasado día que fue tan bonito, al colocarle una pieza de un día triste…
Supongo que divago…y el problema de los que amamos las palabras, es que exponemos al aire nuestras divagaciones, las expulsamos al mundo desnudas, y es como desnudarnos nosotros.
Y mientras hablo de días, y de puzzles, y de divagaciones…el reloj se ha tragado otro trozo del tiempo que tenía por delante. Lo que escribía hace un momento, ya es pasado. Y lo que escribiré en el futuro aún no existe.

Mi caótico mundo sigue rodeándome, impasible, intentaré ordenarlo ahora que tengo tiempo.

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