viernes, 20 de septiembre de 2013

Fórmula alterada

Hay que saber reírse de uno mismo para ser feliz”…
Envenenada fórmula de la felicidad, destructiva falacia...
¡Cómo va a ser bueno reírse uno de sí mismo! ¡Cómo va a ser sano exponerse a la burla fácil del prójimo siempre insensible…!
Tener sentido del humor, relativizar los problemas, ser optimista, quererse, valorarse, respetarse, opinar sin miedo, saberse único y perfecto, como perfecto es todo…
Pero reírse uno de sí mismo… ¡qué barbaridad!
¿Qué burrada es esa de divertir al vulgo ninguneándose, resaltando supuestos defectos e imaginarias imperfecciones?
Lo escucho una y otra vez, y en cada ocasión me sobresalto igual: “he aprendido a reírme de mí mismo”. Y quien tal frase afirma parece haber hallado la panacea, el Santo Grial…
Intento comprenderlo… ¿debemos ir por la vida diciendo cosas como: “soy un desastre, parezco el muñeco de Michelín, tengo el pelo como si lo hubiera metido en el enchufe, soy gafe?
Fíjate si soy “guay”, que me río de mí…quizá eso me de carta blanca para reírme también de ti…

¿Que me ría yo de mí…? ¡ríete tú de ti, si es que te aburres!

No hay comentarios:

Publicar un comentario