sábado, 20 de julio de 2013

Soy super puntual

Yo soy super puntual, pero nadie se lo cree, porque como siempre llego tarde…
Consultan su reloj con gesto de exasperación mientras me observan llegar apurada y bastante después de la hora acordada; no tienen en cuenta ni comprenden que los elementos se han confabulado contra mí para que así suceda.
Porque vamos a ver, qué culpa tengo yo de que el ascensor decida estropearse justo cuando voy a utilizarlo (un par de veces conmigo dentro); o que todos los vecinos parezcan haber decidido salir al mismo tiempo que yo, y tenga que escuchar cómo el aparatejo sube y baja infinitas veces hasta que por fin queda disponible para mí, que para entonces ya estoy recostada contra la pared, consciente de que hubiera sido mucho más rápido (y sano) bajar por las escaleras.
Que alguien me explique en qué influyo cuando voy al cajero con tiempo suficiente, pero cuando estoy a punto de alcanzarlo, dobla la esquina un señor con bigote que llega antes que yo, y que decide consultar todas sus cuentas y parece haberse quedado pegado a esa dichosa cajita mágica que tiene la deferencia de regalarnos dinero cuando lo necesitamos, mientras echa miraditas desconfiadas y mal disimuladas hacia mí, igual que hacemos todos cuando alguien aguarda a nuestra espalda para utilizar el cajero.
O esas veces en que estoy saliendo de casa, que ya he cogido incluso el tirador de la puerta, y entonces suena el móvil, y es una llamada que tengo que coger sí o sí, pues no conozco el número que aparece en la pantalla y podría ser la respuesta a esa entrevista de trabajo que espero ansiosamente desde hace días, pero que luego resulta ser la típica y molesta (lo siento por ella) teleoperadora de una compañía telefónica de la competencia, y que te cuesta más quitártela de encima que curarte un herpes.
¡Casi olvido uno de mis contratiempos estrella! ¡El del maquillaje! Este no suele fallarme. Ese momento en que estoy perfilando mis ojos con lápiz negro negrísimo, y entonces un espasmo involuntario de la mano hace que la uniforme línea abandone su trayectoria, cruzando el párpado de parte a parte. Y si maquillarme me resulta complicado, corregir esos desaguisados ni te cuento.

¿Alguien puede decirme cómo evito yo todas estas circunstancias? Porque por culpa de ellas no puedo demostrar que soy super puntual.

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