martes, 23 de julio de 2013

Calor

Calor; “abotargante” amigo de pesadez de piernas y de espíritu, maestro en ralentizar mis ritmos y en entrecerrar mis ojos…
Me perturba el continuo ardor en mi espalda…no me deja pensar…
Me molesta el eterno sudor que provoca que la ropa tropiece al vestirme. Me importuna tener sed todo el tiempo, y permanecer enclaustrada, oculta del monstruo llameante que campa en las calles hasta que llega la noche y se digna levantar durante unas horas su abrasador toque de queda.
Pido disculpas por no saber divertirme con la arena que quema las plantas de mis pies mientras alcanzo el momentáneo alivio de unas aguas de dudosa limpieza en las que avanzo temerosa, sintiendo, que no viendo, cómo pegajosas algas rodean mis piernas, en un frágil equilibrio entre el extremo cuidado por no pisar algún cuerpo extraño que me lastime, y mantenerme firme ante el embate de las olas, intentando impedir que alguna un poco más potente me derribe.
Prefiero prescindir del placer de comer pan con tierra, rodeada por todas partes y a escasos centímetros de personas semidesnudas que no conozco de nada.
No logro disfrutar abrasando mi cuerpo en busca de un tono oscuro y engañosamente atractivo, que cuartea y envejece prematuramente mi piel.
Sueño con copos de nieve…

Añoro las tardes doradas de otoño…

No hay comentarios:

Publicar un comentario