Mis
pensamientos son un pedazo informe de arcilla que moldeo hasta dotarlo de
una forma definida comprensible al mundo y a mí misma.
En un primer
momento todo es confuso, y la confusión conlleva angustia y desasosiego...
Pero entonces
coloco esa masa compacta sobre un torno que empieza a girar, cadencioso,
mientras mis dedos acarician la superficie brillante plagada de grumos, que se
va tornando uniforme poco a poco…
Y ahí es cuando empiezo
a entender…
En los días en que
me siento con ánimo introduzco mi puño en las entrañas de esa bola de arcilla,
vaciándola de lo inútil, y conservando sólo la forma estilizada de un jarrón
creado a base de lo bueno que encuentro, de las personas que me sonríen,
sinceras; de los maestros que surgen para guiarme, de la quietud
tranquilizadora que supone cerrar los ojos...
No hay material
más resistente que aquel que surge de una mente que sólo anhela la calma…ni
poro por el que pueda filtrarse aquello que pretende perturbarla…
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