Sé que he recorrido un
largo trecho, pero el camino se extiende todavía interminable. Ni siquiera es
uniforme, y en algunos tramos lo acusado de la pendiente hace que me seduzca
la idea de detenerme.
De momento no he
desfallecido y sigo andando. Cuento con algo de pan y un poco de agua,
mis músculos son más firmes a cada paso, y lo escarpado del terreno me ha
dotado de algún tipo de instinto de supervivencia que logra mantenerme inexplicablemente viva.
Sin embargo sigo siendo
demasiado permeable a las inclemencias del tiempo, y me siguen sacudiendo como bofetadas las aviesas
intenciones que encuentran en mí su blanco. Las tormentas todavía me sorprenden
sin paraguas, y en lugar de esquivar las flechas, observo, inmóvil, cómo se
acercan.
Aún logran, en ocasiones, doblar mis piernas.
Aún logran, en ocasiones, doblar mis piernas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario