Rebuscando entre viejos recuerdos me he topado con un pequeño retrato mío; no
tendría más de 12 ó 14 meses en aquel entonces, y me he dirigido a esa niña de
mirada inocente.
He sostenido su foto entre mis manos y le
he preguntado: “¿Qué te parece en lo que te has convertido?”.
Hay que ver qué cosas se me ocurren cuando
descanso lo suficiente, estoy fatal…
Por supuesto, la imagen de mí misma no me
ha respondido. Ha seguido observándome desde su sonrisa perenne, desde su vida
recién estrenada, desde su inmaculada pureza…
No estaría aquí tranquilamente escribiendo
si me hubiera dado una respuesta.
Aunque quizá sí deba replantearme esta costumbre
que he adquirido de compartir cada pensamiento que ronda por mi cabeza; últimamente
apenas utilizo filtros, y sé que algunas de mis ideas no son aptas para nacer a
este mundo tan físico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario