Intuyo que estamos
presos…que somos tan libres como el animal salvaje recluido en un parque
natural, que vive una vida artificial y se mueve sin poder traspasar las
tupidas alambradas que lo cercan…siendo su existencia cruel diversión para unos…beneficio
para otros…y perdiendo cada día un poco más de la esencia misma de su especie…
Igual que el pájaro que
es rey del cielo, pero lo observa desde una claustrofóbica jaula, convencido de
que no sabe volar…
Igual nosotros vivimos
conducidos desde nuestro nacimiento por esquemas que nos condenan a una vida
sin sorpresas…acotados por una existencia escrita de antemano…grabadas en
nuestra mente ideas de imposibilidad, de dependencia, de escasez…de miedo al
fin y al cabo…para que cada mañana al despertar pensemos, sin ser siquiera
conscientes, que nada mágico se puede esperar; para que nuestra vida se
presente ante nosotros como una dura lucha…como algo difícil que no se
disfruta, sino que se sufre y se aguanta como se puede…
“La vida es así…”
¡¡No!! ¡La vida no es así!
¡No es así!
Cada célula de mi
cuerpo me suplica que despierte.
Pero no intentaré
convencer a nadie; daré el primer paso en este preciso instante, y regresaré
aquí cuando lo haya logrado. No serán mis palabras, sino yo misma, la prueba irrefutable
de que lo que digo es cierto…
Sólo cuento, para
empezar, con una palabra: Puedo.
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