lunes, 13 de mayo de 2013

La niña que fui



Si lo intento con todas mis fuerzas quizá consiga que vuelva la niña que fui. ¿Te imaginas? Si lo lograra, podría soñar que vivo en un cuento; que los árboles tienen rostro, y que las ramas son sus brazos. Podría volver a creer en las hadas, y podría volar con ellas sobre la ciudad sin sentir vértigo ni nada. Podría pedir mil deseos. Podría pasar el día jugando. Podría reír todo lo que quisiera y a nadie le parecería extraño. Podría ser impuntual y despistada…y todos lo comprenderían, porque sería una niña.
Si volviera a ser una niña regresarían Papá Noel y los Reyes Magos; incluso el ratón Pérez, si retrocedo lo suficiente.
Sólo pensaría en dibujar, y en girar y girar sobre mí misma para contemplar el vuelo de mi vestido nuevo…y ni siquiera me marearía, como me ocurre ahora sólo con pensarlo.
En mis cajones sólo habría lápices de colores y pegatinas brillantes…y nadie esperaría de mí que fuera fuerte.
Si consigo que vuelva un rato puedo preguntarle por qué se fue tan pronto. Y puedo pedirle que me enseñe a soñar, que no me acuerdo.
Podría contarle que ahora ya no lloro por caerme de la bicicleta, sino por dolores que no se curan con tiritas; que me canto la canción del “cura sana, culito de rana, si no se cura hoy, se curará mañana”, pero que ya no funciona.
Si volviera le pediría que durmiera abrazada conmigo, que me asustan las tormentas y los monstruos que viven en los armarios.
Si volviera...¿Te imaginas que lo consigo? 

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