lunes, 29 de abril de 2013

Lunes otra vez...


No quiero irme a dormir todavía, no quiero descansar ¡No estoy cansada!
Mañana, cuando el despertador interrumpa esos sueños que nunca recuerdo, pensaré en este momento, y me preguntaré: “¿Por qué no me acosté entonces?”
Sé que sucederá de ese modo, porque así sucede cada lunes; pero como cada domingo a estas horas, no quiero acostarme aún ¡No estoy cansada!
Mañana pasaré el día añorando mi cálida cama, preferiré su viejo colchón a todas las riquezas del mundo, e intentaré parecer despierta mientras dormito sobre mi vieja silla de oficina.
De nuevo el ritual al despertar, de nuevo las tentaciones: “¿Y si digo que estoy enferma?”
Y de nuevo, por supuesto, la promesa de cada lunes: “El domingo que viene me acuesto temprano”.

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