lunes, 22 de abril de 2013

De verdad, vivir...


A menudo me gusta detenerme en el camino a descansar, a veces está bien parar un poco. La cosa no va mal, estoy aquí.
Y sigo siendo yo, más yo que nunca, pues nunca hasta ahora había pensado en mí.
Sonrío con cierta tristeza al recordar esa persona que era yo, viviendo la vida asomada a una ventana, espectadora de otras existencias.
Solía aceptar los días creyéndome víctima de mi vida; y solía juzgar la de otros sin demasiada piedad.
Estaba tan perdida…
Vivía encerrada en mí, rodeada de cerrojos y candados, de fríos y húmedos muros de piedra que ocultaban el sol a mi vista ¡Y me creía libre! ¡Y me sentía dueña de ese reino de sombras!
Pero un día dejé de respirar…no había aire entorno a mí…no había vida en mi vida…
Golpeé con fuerza aquellos muros, golpeé con furia, ignorando el dolor y la sangre en mis nudillos; golpeé hasta derribarlos…y después de tantos años de vida, aprendí de repente a vivir…

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