Persigo cada día
esa luz que contiene en su seno todas las promesas. Escucho voces que me advierten
de que no existe, y yo misma lucho contra mis ganas de rendirme muchas veces;
pero sé que si no doy con ella mi vida no escapará jamás de la penumbra, y si
me olvido de buscarla llegaré a confundir esa penumbra de atmósfera viciada con la luz que tanto anhelo.
La noche pasada
una angustiosa pesadilla cubrió mi frente de sudor, y la funesta sensación que
sucede a los malos sueños no ha liberado mi mente hasta bien entrado el día…sin
embargo comprendo que sólo ha sido un momento de miedo, y mi pulso late de
nuevo con el ritmo confiado de quien espera un mañana distinto.
Sé que no está
siendo fácil alzarse por encima del humo, y sé que debo confiar en cosas que no
veo; sé que demasiadas veces debo caminar sola, y sé que mis piernas flaquean
ante tan duro camino. Pero también sé que si no tengo ya entre mis manos todo
aquello que tanto deseo es porque todavía no ha terminado mi viaje; aunque cada
pequeño paso me aleja más de la niebla, y la tierra bajo mis pies desnudos es
más cálida a medida que avanzo.
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