“Cuentan que vive en lo
más profundo del bosque, y que se alimenta de la sangre de los que se pierden
en él…
Dicen que tiene cientos
de años, pero que sigue siendo bella como la luna, y que su cabello es largo y
tan negro como la noche; su caminar grácil y su mirada vacía como la muerte…
Hay quien afirma haber
visto, durante un fugaz instante, su vestido deslizarse entre las sombras. Pero
los más ancianos del lugar recuerdan con temor cómo jamás regresó quien alguna
vez se aventuró en su búsqueda…
Dicen que a su paso
todos los sonidos del bosque se apagan, y que hasta el río detiene su curso…
Cuenta la leyenda que
en las noches de tormenta se adentra en el pueblo…que vaga sobre los tejados y
observa el interior de los hogares…buscando algo…quizá buscando a alguien…”
Cerré el libro con un golpe seco, presa del pánico, y con el corazón latiendo violentamente en mi pecho, pero atrapada al mismo tiempo por una irresistible curiosidad. "Tengo que ir allí".
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