jueves, 15 de noviembre de 2012

Historia de un pijama


Lucía precioso en su percha, rodeado de otros como él; iguales, pero distintos.
No sabía cuánto llevaba en aquella tienda, porque el tiempo se cuenta de otra forma cuando eres un pijama; pero había aprendido que cada vez que se encendía la luz empezaba una nueva oportunidad de salir de allí.
La verdad es que a él no le hubiera importado quedarse para siempre, porque aquel era el único hogar que conocía; pero contaban que si después de encenderse y apagarse varias veces aún seguías allí, significaba que nadie había querido comprarte, y entonces te llevaban a un lugar del que no regresabas jamás.
Un día, de pronto, se sintió volar…vio a sus hermanos cada vez más lejos, inmóviles en sus perchas…y se despidió de ellos para siempre, deseándoles suerte, y esperando tenerla él también…
Agradeció cuando lo liberaron de aquel artefacto que llevaba clavado, y que al parecer servía para que nadie pudiera robarlo; después le enfocaron durante unos segundos con una especie de lámpara que desprendía una intensa luz roja, hasta que sonó un leve pitido y unos números grandes y brillantes aparecieron en una pantalla; por último, lo doblaron varias veces sobre sí mismo y lo depositaron en el interior de una bolsa… ¡había llegado su momento! Estaba tan emocionado…
Enseguida dedujo que había salido a la calle, pues notaba un rítmico balanceo y muchos sonidos desconocidos para él. Poco después, unas cálidas manos lo extrajeron de su envoltorio y lo colocaron cuidadosamente en el interior de un cajón, junto a otras prendas que le parecieron muy extrañas…
- ¿Qué eres? – le preguntaron, sin duda pensando lo mismo de él.
- Un pijama- respondió, un poco nervioso – ¿y vosotros?
- Somos Jerseys. Servimos para salir a la calle.
- Yo sirvo para dormir -  explicó él.
- ¡Pues bienvenido! ¡nos alegramos mucho de que estés aquí! - exclamaron a un tiempo.
- Gracias – respondió, emocionado, pues comprendió que ya tenía una familia.

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